martes, 13 de noviembre de 2012

Por: Percy Carrión Rea. “P&R -Perú raíces- Centro de investigación social” Durante el trajinar de mi vida, que, a veces en marcha alborotada y más de una vez inmersa en el desarrollo del movimiento social de la vida peruana paridora y sufrida, he ido tomando contacto con la realidad del entorno nacional lo que me ha permitido pergeñar el presente artículo como reflejo de la búsqueda de la verdad, del honor y de la decencia que no se compadecen con ninguna ultrajante “razón de Estado” ni con ninguno de los estigmas de la mediocridad; que siempre mi ímpetu se ha fundamentado en el hambre de historia y en la sed de justicia social, por la vía escarpada del decoro; y, reclamando respeto, es que mantengo la tesis que el quehacer periodístico ha de ser desaletargador de conciencias, sembrador de cultura, incitador de voluntades y, como luz en la caverna aristotélica, jamás debe dejar de defender la autonomía de criterios, de cautelar las moradas del espíritu, de pelear por las hechuras de la inteligencia y de salir en defensa, empinadamente, del ser humano y de la patria cuando descalificados inquisidores basados en su poder político y/o económico pretendan escudriñar las conciencias y descubrir colores y fantasmas en las ideas, crucifiquen la libertad, escamoteen la justicia y intenten comerciar con el honor de la multinacionalidad peruana, ergo, República. El introito precedente es básico para esbozar la conclusión histórica -de carácter personal- en lo referente al titular de la nota en la medida que se comprenda que todo equipo de gobernantes -llámese Gobierno Central, Regional o Municipal- que toma el poder acciona interpretando la realidad socio-económica con la siguiente disyuntiva: continúa la práctica de la ideología sustentada anteriormente, o introduce la praxis de una nueva concepción ideológica. En el primer caso, adecua su plan político a los intereses de la forma de propiedad privada tradicional, establecida legalmente, con la potestad de poder introducir algunas modificaciones normativas con carácter utilitarista pero sin alterar la esencia de la estructura del régimen de propiedad; en el segundo caso transforma toda la estructura económica -el régimen de propiedad-y consecuentemente la superestructura, en grado y medida de sus planes, sin riesgo de su estabilidad. Los límites de la capacidad de gobierno -del grupo de turno-, son efecto de los propósitos político-económicos, especialmente respecto de los medios de producción, plasmados en medidas legales; de las competencias preestablecidas y vigentes; de la correlación de fuerzas internas y externas que se oponen en torno al poder, de las ventajas que conservan los grupos que lo controlaban y tenían bajo su dominio los medios de producción. Los límites de esa capacidad se dan en la pugna entre aquellas dos tendencias o ideologías contrarias: la una, o sea el sistema liberal, que busca conservar el régimen tradicional de tenencia privada de los medios de producción, aplicando en cierta medida variantes de la teoría utilitarista del inglés Jeremy Bentham, pero a su manera y sin superar el egoísmo, el privatismo, el privilegio en la propiedad de los bienes fundamentales; la otra, por universalizar la propiedad de los medios de producción, lo que motivará un régimen político distinto, más democrático. En ambos casos toda la acción estará limitada a sus respectivas ideologías con la particularidad latinoamericana agravante que el capitalista nativo mantiene sus raíces feudalistas. Las corrientes liberales jurídicas y sociales, en su afán de atenuar la ilimitación del abuso del poder, esquematizan slogans humanistas, como aquello de “no se puede ser feliz en medio de una multitud de infelices”, proponiéndose “maximizar el placer”, hedonizar las coyunturas intentando oratoria y normativamente la sustitución del placer del individuo por la felicidad del máximo número, pero sin alterar, en lo fundamental, el “placer” individual que produce la propiedad privada ni las actuales de formas de limitación de la capacidad de acción privatista del poder político del gobernante o del Estado. Por ello, los límites dentro de los que se configura el poder no es únicamente el programa político, sino también, la concepción ideológica expresada en normas jurídicas como la ley. Contrariamente en una sociedad comunitaria o colectiva, la limitación del poder funciona también a través de su ideología correspondiente, y del grado de efectividad de su política de justicia, porque en uno u otro sistema siempre prevalece el derecho de insurgencia-segundo párrafo del Artículo Constitucional 46°-frente al status quo. Y todo este prolegómeno es recurrente para analizar el comportamiento político de Ollanta Humala, de la mayoría de Presidentes Regionales así como de burgomaestres provinciales y distritales, la excepción de la regla es Gregorio Santos en su calidad de Presidente Regional de Cajamarca quien encuadra su comportamiento político en oposición al estado de cosas de dicha Región en aras de transformar el esquema socio económico de su medio geopolítico…En fin dadas las limitaciones del espacio concedido dicho tema será materia de otras cuartillas para tratar de avizorar el rol del Estado como instrumento de manifestación administrativa de determinados grupos de poder.

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